Sales de fiesta con los colegas, vais al bar de siempre, veis unas chavalitas que están de buen ver, ellas os miran. De repente te fijas en que una de ellas te mira sólo a ti, le miras y sonríes. Ella se acerca un poquito, le echas 2 cojones y te pones a hablar con ella. La chica resulta ser agradable, pasas un buen rato de risas, notas que te atrae, de repente sientes que conectáis y un pensamiento empieza a rondar tu cabeza, ¿La beso? Dudas, la noche pasa, ella te dice que pronto se tiene que ir, y tú finalmente te rajas sin haberlo intentado y te vas para tu casita. ¿Quién no se ha visto en una de éstas?
Al final de ella sólo te queda un recuerdo y la eterna duda: "De haberme lanzado, ¿Hubiera sido mía?"
Todas las noches presencio decenas de estos casos, me fijo en el lenguaje corporal de ambos, la chica quiere, el chico duda y al final los dos solitos para casa. ¿Cómo podemos cambiar esta situación?
Antes de entrar a hablar en profundidad de este tema, hay una cosa que debéis saber. Las mujeres están diseñadas para no lanzarse jamás a los chicos que les atraen.
Normalmente, cuando a ellas les atrae mucho un chaval que acaban de conocer, éste les produce respeto, y al sentir ese respeto están nerviosas, inseguras, tensas. Pueden mandar señales, intentar agradar, "ponértelo a huevo" que se suele decir. Unas tienen más arte insinuándose y otras menos, pero que te conozcan esa misma noche y se lancen ellas, aunque haya alcohol por medio, es algo que sucede pocas veces.
Partiendo de esta base asume que vas a tener que ser tú el que se mueva: Si quieres comer carne de calidad, te tienes que preparar el guiso.